sábado, 19 de noviembre de 2011

WAYS OF LIVE



- ¡Doctor, mi hijo está más rellenito que los de su clase y dice que se meten con él! ¿Qué hago para que adelgace?
Esta pregunta hoy en día es muy habitual en las consultas de pediatría de todo el mundo. Lo primero de todo, el médico le pregunta a la madre qué come habitualmente el niño y si realiza algún tipo de deporte.
La madre contesta: ¡Lo habitual, Doctor! Al mediodía come en el comedor del colegio, pero una vez que llega a casa tengo siempre una batalla con él para ver lo que cena. Como estoy harta de discutir con él, al final le dejo que coma pizza, hamburguesa, patatas fritas con un huevo…
El doctor ya sabe cuál es el problema, que un niño que está creciendo y desarrollándose, no puede comer habitualmente esta comida tan saturada en grasa.
Los porcentajes de niños con obesidad en el mundo en 2005 fue escalofriante, más de 20 millones de niños menores de 5 años tenían sobrepeso. Y por no hablar de los adultos que en 2015 sufrirán esta enfermedad. Se calcula que habrá 2300 millones de personas con sobrepeso.
Esta situación describe un estilo de vida que hoy en día es muy habitual en cualquier ciudad del mundo.
Los médicos cada día hacen más campaña contra este tipo de comida, ya que perjudica nuestra salud, pero como dicen que es muy difícil acabar con la gastronomía tan típica de este país, una alternativa muy positiva es que entre semana la gente coma de forma saludable, es decir, verduras, frutas, pescado y que lo complemente con algo de ejercicio. Así, aunque los fines de semana cometamos algún exceso se puede compensar si entre semana nos cuidamos.
Tan perjudiciales resultan para nuestra salud estos hábitos que ya no sólo los facultativos hacen campaña, la industria cinematográfica también se ha involucrado en esta batalla, y un director de documentales llamado Morgan Spurlock, grabó el largometraje Super Size Me, donde se dedicaba a alimentarse únicamente de este tipo de comida durante un mes para demostrar al mundo lo que estábamos metiéndonos en el cuerpo. Esto demuestra que si una sociedad tan superficial como la meca del cine se fija en sus efectos e intenta mostrarlos al mundo es porque es un problema muy extendido y preocupante.
Algo que contradice estas costumbres es la obsesión por la imagen que nos invade. Todo el mundo desea estar estupendo para lucir sus mejores galas en verano y en las playas, lo que lleva a que después de los atracones navideños y con miras puestas en el verano, los gimnasios se llenen y las “dietas milagrosas” surjan como soluciones inmediatas.
Si se llevase una vida más o menos equilibrada durante todo el año no serían necesarios estos sprints finales, ya que con una alimentación compensada y algo de actividad física, aún cometiendo algún capricho de vez en cuando, nuestro cuerpo y nuestra mente estarían en perfecto estado.

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